"Haz, Señor, que ardamos en caridad y encendamos un fuego de amor por donde pasemos;qué deseemos eficazmente y procuremos por todos los medios contagiar a todos de tu amor.

Qué nada ni nadie nos arredre, Señor.

Qué nos gocemos en las privaciones.

Qué abordemos los trabajos, qué abracemos los sacrificios.

Qué nos complazcamos en las calumnias y alegremos en los tormentos.

Señor, qué no pensemos sino como seguir e imitar a Jesucristo en trabajar, sufrir y procurar siempre y únicamente la mayor gloria tuya y la salvación de las almas.

Amén."

CHAT

martes, 6 de diciembre de 2011

PARA CELEBRAR EN FAMILIA (ADVIENTO)

BENDICIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO
- Señor Dios, bendice con tu poder nuestra corona de adviento para que, al encenderla, despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos.
- Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
- Todos: Amén.
- La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre esta Corona y sobre todos los que con ella queremos preparar la venida de Jesús.


PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO: El amor familiar.



- Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


- Se apagan las luces y se lee el texto de San Juan 3, 7-11:


"Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios. Y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió a su Hijo único. A Dios nadie lo ha visto nunca, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros".


- Esto es palabra de Dios.


- Todos: Te alabamos Señor.


- Oración: Que esta corona nos ayude a preparar los corazones de cada uno de los que formamos la familia para tu llegada el día de Navidad.


- Vela: (MORADA) Encender la primera vela recordando qué significa penitencia, conversión de corazón.


- Para reflexionar: Hacer la siguiente pregunta ¿Cómo hemos amado este año en nuestra familia? El que desee responder en alto, lo puede hacer.


- Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada miembro de la familia dirá cuáles serán sus propósitos para mejorar y hará un compromiso para cumplirlos durante la semana.


- Oración: Dios Padre, gracias por darnos una familia. Te pedimos que, ahora que comienza el adviento, en nuestra familia podamos demostrarnos el amor que nos tenemos y vivamos cada día más unidos. Te pedimos llenar nuestro hogar de tu amor divino.


- Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.


- Todos: Amén.


- Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre nuestro.


- Se encienden las luces y se canta “Preparad el camino al Señor”




SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO: La servicialidad en la familia


- Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.


- Todos: Amén.


- Se enciende la vela del domingo anterior, se apagan las luces y se lee el Evangelio de san Marcos 10, 43.45:


"No ha de ser así entre vosotros; antes, si alguno de vosotros quiere ser grande, sea vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, sea siervo de todos, pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos".


- Esto es palabra de Dios.


- Todos: Te alabamos, Señor.


- Vela: (ROJA): Se enciende la segunda vela de Adviento.


- Para reflexionar: Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: En nuestro hogar ¿cómo nos ayudamos unos a otros diariamente? Cada miembro de la familia, si lo desea, puede responder en voz alta la respuesta.


- Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada uno dirá cual será su propósito a cumplir en la semana.


- Para orar: Padre, que nos has dado una familia en la que todos nos ayudamos y somos felices, te pedimos bendecir nuestros trabajos y tareas de todos los días para que cumplamos con más ganas y alegría la tarea que nos toca hacer a cada uno de los miembros de esta familia en nuestro hogar.


- Todos: Amén.


- Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de las manos y rezan juntos un padrenuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.




TERCER DOMINGO DE ADVIENTO: Ser mejor en familia


- Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.


- Todos: Amén.


- Se encienden las dos velas de los domingos anteriores, se apagan las luces y se lee la lectura del Evangelio según San Mateo 5, 13-16:


"Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Para nada aprovecha ya, sino para tirarla y que la pisen los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad asentada sobre un monte, ni se enciende una lámpara y se la pone bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a cuantos hay en la casa. así ha de lucir vuestra luz ante los hombres, para que, viendo nuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos".


- Esto es palabra de Dios.


- Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.


- Vela: (VERDE). Se enciende la tercera vela de Adviento.


- Para reflexionar: Después de la lectura anterior, se guardan unos minutos en silencio y se hace la siguiente pregunta: ¿qué hago yo para que mi familia sea mejor? Cada miembro de la familia puede responder en voz alta si desea.


- Propósitos: Cada miembro de la familia puede decir cuál es su propósito durante la semana y se comprometerá a cumplirlo.


- Para orar: Padre, en nuestra familia crecemos y aprendemos a ser mejores, te pedimos hoy que nos ayudes a ser una familia cristiana y ser un buen ejemplo para los que nos rodean, Te pedimos fuerzas para mejorar o cambiar lo que sea necesario de nosotros para que nuestra familia sea mejor cada día.


- Todos: Amén.


- Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre nuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.




CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO: La presencia de Dios en nuestra familia.


- Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.


- Todos: Amén.


- Se encienden las tres velas de los domingos anteriores y se lee la lectura del Evangelio según San Mateo 7, 24-25:


"Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por obra, será el varón prudente, que edifica su casa sobre roca. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa; pero no cayó, porque estaba fundada sobre roca".


- Esto es palabra de Dios.


- Todos: Gloria a Ti Señor Jesús.


- Vela: (BLANCA). Encender la última vela del Adviento.


- Para reflexionar: Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: ¿De qué manera se ha manifestado la presencia de Dios en nuestra familia durante el año? ¿Lo hemos dejado actuar o le hemos estorbado? Cada uno podrá responder si desea.


- Propósitos: Después de la lectura anterior, cada uno de los miembros de la familia, dirá cuál es su propósito para la semana y se comprometerá a cumplirlo.


- Para orar: Padre, que nos has dado una familia en la cuál te hemos conocido y amado, ayúdanos a vivir teniéndote siempre presente en nuestras vidas. Te pedimos que en esta Navidad nos regales el quedarte con nosotros en nuestros corazones y sentir que vives en nuestro hogar, en nuestras familias.


- Todos: Amén.


- Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de las manos para rezar juntos un Padrenuestro. Se encienden las luces y se canta un villancico.

viernes, 2 de diciembre de 2011

LA CONCIENCIA

Cuando pensamos en nuestra conciencia, solemos evocar a ese “alguien” que nos señala lo que es correcto y lo que no. Sin embargo la conciencia no es externa, es algo que nos pertenece, es intrínseca a nosotros mismos. Por eso la formación de nuestra conciencia es una tarea enorme que nunca está acabada.

Formar nuestra conciencia tiene mucho que ver con el saber. Con un saber existencial que está relacionado con nuestra formación, experiencia y vivencias personales. Si al conjunto de las virtudes que cada uno poseemos lo llamamos “carácter”, concluiremos que la permanente formación de nuestro carácter es la tarea más importante de nuestra vida y que moldeará nuestra conciencia de una manera determinada.

Para ejercer convenientemente la libertad que como hijos de Dios tenemos, necesitamos a nuestra conciencia. En la medida en que la tengamos más o menos formada en nuestra opción personal, así serán las decisiones que tomaremos al utilizarla para discernir. Reflexionemos: ¿Qué tipo de saber predomina en mi? ¿Es un poco caótico o está ordenado según unos valores de servicio a los demás?

Existe un saber que denominaremos el “saber del dominio”. Si este conocimiento no está bien desarrollado lo utilizaremos para servirnos de los demás. Es esta una de las formas más nefastas de utilizar nuestro saber del dominio. Consiste en la utilización de una astuta combinación de promesas y castigos para conseguir una manipulación de la conciencia de los demás hasta lograr domesticarla y convertirla en “servil”. De esta manera nuestra relación con el prójimo se convierte en manipuladora a nuestro favor. Si somos profesores o dirigentes, deberíamos fomentar la autonomía responsable de las personas que nos han sido confiadas como discípulos o subordinados.

Por último, también nuestra conciencia tiene que ver con aquello que reside en nuestra memoria. Revisemos si en ella encontramos recuerdos agradables o si, por el contrario, es una caverna oscura donde mora la amargura y el resentimiento. Sería una pena que una memoria así fuera reprimiendo la captación de todo el maravilloso saber existencial y salvador que Dios pone continuadamente a nuestra disposición.

Ignacio Salas.